ilustración de tapa de "Mujeres Insurrectas. Condición Femenina y militancia en los 70”

Reseña del libro Mujeres Insurrectas

Condición Femenina y militancia en los 70 (2015) de Patricia G. Sepúlveda

por Mariana Dall´Acqua Mariana Dall´Acqua

La intensa relación que propone Patricia Sepúlveda entre militancia y problemática de género en el título de la obra, nos permite replantearnos el lugar que las mujeres tuvieron como grupo social en las organizaciones armadas a fines de la década de 1960, una época en la que el cambio de estructuras hacia otras más igualitarias parecía inminente.

Desde este punto de partida, se hace presente la manera en que la autora se va acercando a la historia de género. La obra supera la primera apuesta de este marco historiográfico, ya que no solo pretende visibilizar a las mujeres dentro de un período de tiempo sumamente relevante para la historia del país, sino que también hace posible dar cuenta de su accionar concreto dentro de los acontecimientos que dicho período contuvo (Andújar, 2012). Accionar que se hace evidente desde 1960 hasta la insurrección que representaron en la sociedad estas mujeres que formaron parte de la estructura y el funcionamiento de las organizaciones armadas en Argentina. La autora da cuenta, en este trabajo, de esta trayectoria política elegida que impactó en dos ámbitos (aunque no, a veces, de forma disímil): la propia sociedad donde se desenvolvían y el interior de las organizaciones político-militares de las que formaban parte.

En esta obra, la autora demuestra de qué manera los nuevos cuestionamientos, propuestas y expectativas que trajeron estas mujeres penetraron en la estructura de dichas organizaciones, las cuales fueron influenciadas pero no sacudidas. Esto último fue interpretado de forma diferente por cada una de las mujeres involucradas en el libro.

En este sentido, Sepúlveda parte de la premisa de que estas mujeres actuaron en una sociedad muy diferente a la de sus madres. Siguiendo a la historiadora Valeria Manzano (2010) desde fines de la década de 1950, las experiencias y expectativas de las jóvenes se estaban volviendo muy diferentes de las de sus madres. A lo largo de los años sesenta, la matrícula en los niveles medios y universitarios se feminizó; a la vez que en el terreno laboral se profundizaron algunas tendencias, como la migración femenina hacia las ciudades, y se insinuaron nuevas, como la incorporación de jóvenes mujeres a empleos en comercios y oficinas.

Esta nueva sociabilidad juvenil y la expansión de la escolarización tuvieron un impacto muy diferente según se tratara de varones o mujeres. Ellas miraron tendencias a mediano plazo y enfatizaron en el cambio: desde aquellos que abarcaban aspectos más cotidianos de la modernización sociocultural hasta los que aborda este libro, es decir, aquellos que proponen un quiebre mismo en la estructura social, política y económica de la sociedad.

Por eso, la obra comienza con el ingreso de las entrevistadas a la militancia. Su relato se rescata a través de entrevistas orales que, como la autora aclara en la introducción, buscan brindar una interpretación de las fuentes, dialogando con ellas, pero sin dejar de lado los procedimientos de una investigación académica. Estos relatos son rescatados e incorporados al marco de una época.

La contextualización mencionada se realiza bajo los parámetros propuestos por la historiadora Claudia Gilman (2003) que plantea leer el período de 14 años que transcurre desde el triunfo de la Revolución Cubana y la instauración de las dictaduras militares en América Latina como una época que posee densidad propia.

La pregunta clave de este capítulo, que será el punto de anclaje de la investigación, es por qué eligieron militar donde lo hicieron. Lo que encierra un doble cuestionamiento: por un lado, la idea propia de la militancia orientada a la acción concreta y, por otro, el lugar político desde el cual se eligió llevar adelante dicha acción. Las entrevistadas provienen de espacios políticos diferentes pero todos ellos responden a la lucha armada como medio de accionar político.

Este ingreso a la militancia se vincula con razones públicas y privadas. Lo planteado es importante, porque en el marco de la izquierda revolucionaria de fines de la década de 1960 ningún tema quedaba fuera de discusión: desde las estrategias político-militares que se pretendían llevar adelante hasta una visión de la familia que fuera alcanzada por parámetros más igualitarios. Este último planteo vio sus limitaciones en la práctica, la que -como rescata la autora- no puede entenderse fuera de la época en la que se desarrollaba.

Sepúlveda pone de manifiesto y cuestiona un primer acercamiento bibliográfico al tema a partir de publicaciones aparecidas alrededor de 2005, cuando se identificaba el acceso de las mujeres a la militancia a través de un varón perteneciente a su entorno significativo o por su rol de madres. Ella considera que esta idea debe relativizarse -lo que no significa desestimarse- porque, como señala Karín Grammático (2010), muchas de estas mujeres perdieron a sus hijos en las misiones asignadas o fueron directamente desaparecidos, y convirtieron ese dolor privado en un tema público. Esta circunstancia hizo de la maternidad una construcción política que se manifestaba sumándose a las fuerzas políticas de las que sus hijos formaban parte o mediante el reclamo público de sus derechos.

Por su parte, Sepúlveda encontró en su investigación que en muchos casos se trataba del común deseo de las entrevistadas de participar e identificar una búsqueda consciente en función de expectativas de cambio social a instancias de la militancia a la que se incorporaron.

La condición femenina también se cuestiona desde este primer capítulo al plantear la idea de masculinización en las militantes y ponerla en discusión, ya que ninguna de las entrevistadas adhería a la idea de que la coquetería era una desviación pequeño-burguesa y todas enfatizaron que cuidaban su aspecto personal; pero también plantearon que este tema no fue juzgado livianamente dentro del partido. La discusión queda abierta en el libro.

Debajo de la superficie de aquel sueño que invocaba al hombre nuevo que imponía la ideología socialista, había un hombre real que abrigaba contradicciones y la imagen femenina que estos sujetos se formaban no carecía de ellas. En este orden de ideas, las cúpulas de estas organizaciones no contaban con espacios ocupados por mujeres. Este es otro tema que se pone en discusión en el libro, cuestionando los relatos presentados en él, ya que en ningún caso los límites en las posiciones alcanzadas les parecieron a las entrevistadas impuestos externamente.

En el segundo capítulo, la autora establece claramente el campo de significación que tendrán para ella los conceptos planteados que parten de la subjetividad para pasar al ámbito político y, por ello, están abiertos a reconfiguraciones, polémicas y cuestionamientos. Dentro de estos conceptos, los principales son el de género y el de identidad. A su vez, la autora plantea un interrogante por demás significativo y novedoso: ¿de qué modo el género configuró las acciones?

A partir de este interrogante, se puede observar qué fue lo que las entrevistadas preferían resaltar u omitir de su accionar dentro de la organización; pero es un doble cuestionamiento, ya que involucra a las mismas organizaciones y las acciones que pretendían realizar, a quiénes asignaban dichas realizaciones y cuáles eran puestas en discusión.

En este mismo capítulo también se aborda cómo se seleccionaron las fuentes, cómo se procedió a su estudio y cuáles son los límites que plantea el relato. En este sentido, la autora revela que la selección estuvo centrada en la posibilidad de acceder a experiencias de militancia diversas y, por otro lado, aclara que tomar en consideración los relatos solo tiene sentido si también se toma en cuenta a quien escucha y al contexto en el que surgen.

En el tercer capítulo, la autora se ocupa del contexto histórico-político que configuran los relatos. De este modo, presenta cómo se formaron los frentes de masas y los mecanismos de lucha; y analiza la conformación del conflictivo concepto de la juventud como actor político así como el accionar del peronismo dentro de este período. Pero, sobre todo, habla expresamente de la figura de Perón y extensamente de su relación de encuentro y desencuentro con la agrupación Montoneros. Al analizarlo de esta manera, la autora deja afuera el análisis de intercambio político y conflicto de poder que significó entre el peronismo (como movimiento político) y aquellos sectores que hicieron posible su vuelta a la conducción del país.

La proletarización es otro punto tratado en este capítulo y es importante ya que se vincula directamente con la idea revolucionaria. Desestructurar la personalidad individualista para volverla a integrar sobre ejes proletarios radicalizados era la primera revolución buscada por la agrupación y constituía un desafío para mucho de sus miembros. En este caso, la autora intenta ver qué desafíos presentó, particularmente, para las militantes mujeres.

La cuestión femenina vuelve a tomar protagonismo en el cuarto capítulo del libro, donde se analiza qué valor tenían el matrimonio y los hijos dentro de la militancia y de las propias agrupaciones. También se aborda el tema de la infidelidad y su tratamiento dentro de los rígidos códigos de conducta que planteaba la izquierda radicalizada. Pronto Montoneros se hizo eco de la necesidad de establecer pautas consensuadas de convivencia dentro de la agrupación.

La vida en común y los hijos plantearon problemas relacionados con la consolidación de la pareja dentro de estas agrupaciones políticas, lo que llevó a un cuestionamiento sobre los límites entre lo público y lo privado. Límites que las organizaciones no permitían establecer claramente, dando lugar a que los espacios privados quedaran subordinados a la vida política. Esta subordinación es cuestionada por las militantes y es analizada por la autora, aunque es innegable que las condiciones del entorno imponían una sociabilidad de los vínculos quizá impensable para los protagonistas en otro contexto.

Las organizaciones también tenían algo que decir respecto de cómo la maternidad y la paternidad debían ejercerse. Los relatos analizados en este libro no dejan de demostrar que la configuración de la primera implicó más conflictividad que la segunda, esta última estuvo plagada de deseos de renovación aunque no todos pudieron concretarse.

En oposición al espíritu de igualdad que se buscaba alcanzar en la sociedad, esta idea de equidad entre los roles femeninos y masculinos dentro de las organizaciones parecía tener más dicotomías en lo práctico que en lo teórico, principalmente cuando aquellos valores eran puestos a prueba al intentar consolidar la familia dentro de los marcos de la militancia.

Finalmente, el capítulo cinco da cuenta de que el movimiento iniciado en 1960 culminó con la persecución que el Estado endureció a partir de 1974. La retracción de las entrevistadas respecto de la militancia se inició mucho antes del golpe de Estado de 1976. Las razones para ello obedecieron a causas individuales que cada una manifiesta y que la autora recoge en el libro y van desde diferencias con los dirigentes de los movimientos a los que pertenecían hasta la desaparición y muerte de una de las militantes, cuyo testimonio indirecto lo brinda el hermano.

Sin embargo, la cuestión femenina no se desvincula del proceso de separación de la acción militante, ya que muchas de ellas aseguran que la maternidad fue una de las causas que las llevó a tomar la decisión de retirarse del movimiento político. La autora rescata este cuestionamiento que se produjo en la subjetividad de las militantes así como el deseo de preservarse, y fue aún más lejos al interrogarse si el alejamiento de la organización significó también irse de la militancia. El vínculo con los compañeros hizo que, muchas veces, el alejamiento no fuera total.

Después del golpe de Estado de 1976, el relato de estas mujeres fue silenciado y la estigmatización de sus posiciones políticas activas en el escenario público puso en cuestión la totalidad de sus decisiones de vida. La memoria de su accionar recién pudo rescatarse cuando las condiciones político-sociales del país lo hicieron posible, y eso solo parece extenderse a un poco más de una década atrás.

El enfoque de género correspondiente al análisis histórico que aporta el libro permitió estudiar los relatos vinculando lo público y lo privado, lo que dejó ver las tensiones entre ambos espacios y, finalmente, su articulación. Además, permitió entender cada uno de los testimonios en toda su complejidad, incluso posibilitó dar cuenta de la yuxtaposición entre imágenes de representación más disruptivas y otras más tradicionales.

El libro concluye con la historia de un reencuentro: el de estas mujeres con su relato, sus memorias y la posibilidad de resignificarlas a la luz de un presente que las rescata porque las necesita, ya que solo el accionar concreto permite que la idea de una sociedad más igualitaria no signifique una mirada vacía.

Lo dicho se integra en el texto con un relato histórico que problematiza la cuestión femenina. En efecto, ese es el aporte que Patricia Sepúlveda hace a la historia de género al mostrar las tensiones entre lo público y lo privado, pero también a la historia reciente cuando considera el difícil proceso de incorporación de la memoria y lo entrelaza con los límites  de las propias representaciones.

Rescatar la condición femenina dentro de la militancia es lo que hace a este libro distinguirse dentro de otros similares tanto en la historia de género como en la historia reciente. La autora muestra y fundamenta que dar a conocer las miradas de las mujeres en la historia no puede ser posible sin poner de relieve el estado de femineidad que las posiciona política y subjetivamente dentro de la sociedad, pero también que las interpela y condicionapunto final_it8x12


bibliografia Referencias bibliográficas

Andújar, A. (2012). El Género de la Historia: aportes y desafíos para el estudio del pasado. En Viano Cristina (editora) Miradas sobre la Historia. Fragmentos de un recorrido. Rosario: Prohistoria ediciones.

Gilman, C. (2003). Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI.

Grammático, K. (2010). Historia reciente, género y política: el caso de la Agrupación Evita. En Cosse, I.; Felitti, K.  y Manzano, V. (eds.), Los 60 de otra manera: Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Buenos Aires: Editorial Prometeo.

Manzano, V. (2010). Juventud y Modernización Sociocultural en la Argentina de los Sesenta. Desarrollo Económico. Vol. 50, No. 199

Sepúlveda, P. G. (2015). Mujeres Insurrectas. Condición Femenina y militancia en los ´70. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

¿Cómo citar este artículo?

Dall´Acqua, M. (2016). Reseña del libro Mujeres Insurrectas. Condición Femenina y militancia en los 70 (2015) de Patricia G. Sepúlveda. Sociales y Virtuales, 3(3). Recuperado de  http://socialesyvirtuales.web.unq.edu.ar/resenas3/resena-del-libro-mujeres-insurrectas/ 

 


 Ilustración de esta página extraída de Sepúlveda, Patricia (2015). Mujeres Insurrectas. Condición Femenina y militancia en los 70, Unidad de Publicaciones para la Comunicación Social de la Ciencia, Departamento de Ciencias Sociales,  Universidad Nacional de Quilmes, Bernal. Disponible en:  unidaddepublicaciones.web.unq.edu.ar/

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