Entrevista a Patricia Berrotarán

“Un estudiante es un investigador incipiente”

Por Carolina Abeledo

A lo largo de esta entrevista, la docente e investigadora Patricia Berrotarán aborda los interrogantes que se plantea todo estudiante a la hora de definir su interés por el campo de la investigación en las Ciencias Sociales. ¿Qué es investigar? ¿Cuáles son las tareas del investigador? ¿Hay una metodología que seguir o diversidad de estrategias y enfoques?

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Patricia Berrotarán, directora del programa “Historia de las relaciones entre Estado, Economía y Sociedad” de la Universidad Nacional de Quilmes, asegura que “muchas veces existe una idea estereotipada de lo que es investigar y es difícil desterrarla”. Sus palabras son una invitación a pensar las características y las potencialidades que tiene la investigación en el campo de las Ciencias Sociales. Abre el juego, problematiza, desmitifica. “Para mí cursar en la universidad es de modo intrínseco dialogar con la investigación, no es una cosa escindida, separada”. La docente e investigadora destaca la importancia de que los estudiantes realicen una lectura crítica de los textos académicos. Acaso sea ese un primer modo de aproximarse a la investigación.

Antes de iniciar la entrevista conviene resumir en algunas líneas en qué consiste el programa que Berrotarán dirige. “Historia de las relaciones entre Estado, Economía y Sociedad” abarca un espectro de problemas que se ubican en diferentes momentos de la historia Argentina, desde el período colonial hasta el siglo xx. Cada uno de los proyectos aborda problemas particulares, pero comparten un trasfondo teórico y metodológico que les permite poner en diálogo sus cuestiones desde un enfoque en el que convergen diversas vertientes disciplinares. De esta manera, el programa presenta dos líneas principales de investigación interdisciplinaria: Historia y Antropología, y Estado y políticas.

¿Cuál es el estado actual de situación del programa (avances)?

En primer lugar, me parece importante señalar que muchas veces existe una idea estereotipada de lo que es investigar, y es difícil desterrarla, fundamentalmente porque se piensa que es como el modelo de las ciencias duras. En las Ciencias Sociales no hay “una” forma de investigar, muy por el contrario, los abordajes son múltiples, diversos y tienen relación con cada una de las personas que acceden y tienen ganas de llevar adelante una investigación. Tal vez, eso puede interpretarse como el espacio de pluralidad que tiene la investigación en las Ciencias Sociales. A diferencia de lo que puede suceder en las ciencias duras, trabajamos sobre todo con personas a las que alentamos a ser autónomas en su investigación, las animamos a que tengan capacidad reflexiva propia y que lleven adelante sus propios trabajos. Eso me parece que marca una diferencia sustantiva respecto de otros campos de la investigación, y creo que es importante marcarlo desde un primer momento.

Ahora sí, en relación directa con la pregunta, lo primero que pienso es que un programa presenta avances en todas sus líneas de investigación, difíciles de abreviar en pocas palabras por sus dimensiones y diversidad de aspectos. Justamente, el objetivo de un programa es abarcar un espectro amplio alrededor de ejes específicos. Por su parte, el concepto mismo de “programa” supone la institucionalización y financiación de actividades muy diversas, pero que sí tienen algunos ejes donde convergen todos los proyectos e intereses de sus miembros. En nuestro programa, por ejemplo, hay problemas de la construcción de identidades, la resignificación de la etnicidad, el tema de los movimientos sociales, que se analizan desde el siglo xviii hasta la actualidad. Entonces se van articulando intereses muy complejos.

Los avances se manifiestan en las publicaciones, en las redes (en las cuales participamos todos e impulsamos a que la gente joven participe), y en los congresos. Es decir, nosotros no vamos a hacer una patente o vamos a decir “se descubrió…”, esa es la particularidad del campo de las Ciencias Sociales, y por eso señalaba la complejidad de equipararlo con otros campos disciplinares. Por lo tanto, los avances se presentan en publicaciones, congresos, o de forma parcial en las tesis y tesinas de los miembros más jóvenes. Incluso, me parece que las clases que uno da como docente son demostraciones de formas críticas de pensar, sobre todo en la universidad virtual, donde uno produce por escrito. De hecho, creo que hay allí un cuerpo de reflexión que es importante y que a veces no termina de visualizarse.

¿Cómo está conformado el equipo de investigación? ¿Cuál es la metodología de trabajo?

El método es interdisciplinario y los modos varían según los roles de los integrantes, quienes ya son investigadores y dirigen, forman a otras personas y así sucesivamente. El proyecto está compuesto por investigadores más formados o jóvenes, becarios, tesistas, estudiantes de grado, graduados, personas que se acercan y hacen sus primeras “armas” en la investigación y todavía no tienen muy claro cómo hacerlo, pero están ahí, escuchan y preguntan.

Y, ¿cuál es la metodología?… depende. Insisto, no hay “una” metodología, ¡por suerte no hay una sola metodología! En función de cada una de las investigaciones, se realizan diferentes estrategias. Me cuesta y no me gustaría decir “yo hago tal cosa”, porque estaría indicando que hay una forma de realizar, y no creo que sea así. Cada uno va a encontrar la que sea más adecuada a su trabajo, y por eso es importante que aquellos que llevan adelante sus primeras investigaciones estén acompañados. A mí no me gusta tanto la palabra “dirección”, porque pareciera “yo te voy a indicar tu camino”. No pienso eso, prefiero hablar de acompañamiento, “yo te voy a acompañar y ayudar en tu camino mientras vas construyendo tu marco analítico, tu marco teórico, vas encontrando la forma de llevar adelante la investigación”.

Obviamente que en algunos trabajos hay especificidades que se van negociando, pensando y articulando entre quienes llevan adelante la investigación y quienes la supervisan. Esto sucede sobre todo en algún tipo de investigación más estructurada, donde uno podría pensar que hay una metodología, pero esta metodología es consensuada.

Lo importante en los programas de Ciencias Sociales es alentar la autonomía de quienes llevan adelante las investigaciones, esto es fundamental marcarlo desde un primer momento. Quiero remarcar estas dos ideas: la de la autonomía en la formación y la del acompañamiento de los investigadores jóvenes que se aleja del rol de “dirección”.

¿Cómo se articula el trabajo hacia el interior del equipo, entre docentes, graduados y estudiantes?

Hay un estado permanente de intercambio e interacción entre todos los miembros a través de los seminarios, actividades de curso de grado y posgrado, tutorías de tesis, e incluso en las conversaciones. A mí me parece que lo conversacional es muy importante en el campo de las Ciencias Sociales, ese intercambio de preguntarse en qué se está trabajando permite construir un campo de reflexión que no es menor. A veces en torno a la “eficiencia” se menosprecian esos espacios, y sin embargo, para el campo de las Ciencias Sociales en general, son fundamentales. Creo que hay que tomar en cuenta lo conversacional, la reflexión, la crítica y la lectura.

En nuestro caso, tenemos además una reunión mensual. Desde hace diez años nos reunimos una vez por mes en un seminario interno. De este modo, hay un espacio de lo social hacia el interior de un programa y de cualquier proyecto de investigación, que es fundamental mantener, para que después, desde ese lugar, uno pueda comentar, criticar y dialogar, además de conocer por dónde están pasando las investigaciones de todos los miembros.

Quiero aclarar que cuando hablo de crítica, palabra que siempre está connotada, lo hago en el buen sentido: la crítica como constructora de ideas y de conocimiento.

¿Cómo caracteriza el campo de la investigación? ¿Cuáles son las tareas del investigador?

La mejor manera de saber qué implica investigar es reconocer los resultados a través de las publicaciones. Ante las preguntas sobre cuáles son las tareas y cómo hacer para que un estudiante sepa si le interesa o no investigar, creo que una primera respuesta es sugerir que participen y asistan a conferencias, presentaciones de libros y congresos. En nuestro campo disciplinar, la producción es autoreflexiva, tanto la propia como la enmarcada en estos pequeños grupos en los cuales uno está inserto, y se abordan las publicaciones de una forma interrogativa, preguntándose cómo están conformadas las prácticas disciplinares.

El trabajo de aprendizaje que los estudiantes hacen al cursar materias es una forma también de introducirse en la investigación, adquirir destrezas de lectura, análisis, escritura, crítica. En muchos casos, los estudiantes creen que investigar es algo totalmente diferente a lo que vienen haciendo, y esto no es así. El análisis reflexivo, cuando un profesor le dice al estudiante “lea, escriba, produzca”, es un primer contacto con la investigación. Entonces, para mí, cursar en la universidad es de modo intrínseco dialogar con la investigación, no es una cosa escindida, separada. Desde que un estudiante comienza a cursar una carrera, ya hay un investigador incipiente.

¿Qué recomendaciones se pueden realizar a aquellos estudiantes que quieran iniciarse en la investigación?

La principal recomendación es que no lean de manera repetitiva ni pasiva, sino indagando en las preguntas a las que los textos responden, y en las controversias, polémicas, estilos y discusiones que allí se plantean. Un texto universitario nunca es (o al menos no debería ser) un repertorio de sentencias dogmáticas, sino que siempre es un estado de la discusión; y, a través de su aprendizaje, si se procede del modo adecuado, se estará naturalmente accediendo a la investigación. Esto se vincula con la importancia del diálogo, yo les requiero a los estudiantes y a los futuros investigadores evitar la pasividad frente a los directores. Creo que ese es el peor peligro para la investigación o para el investigador que creo interesante formar. Entonces, insisto, no pensar que hay un lugar a donde se llega, sino que toda la carrera es un principio y una forma de avanzar hacia la investigación. No es algo que uno va a hacer después. En este sentido, alguien que lee de manera crítica, que dialoga con las polémicas que plantea el texto, ya está muy bien encaminado.

La segunda recomendación es que se acerquen a las personas que les resulten afines y sobre todo que tengan que ver con su tema. El tema te tiene que gustar, yo no diría que te tiene que apasionar, porque creo que la pasión está vinculada a otro espacio de la vida. La investigación está ligada más bien a la obsesión, exhaustividad, reflexión, crítica, incluso implica cierta cuota de neurosis y sobre todo constancia. Es muy difícil que uno pueda investigar, llevar adelante un trabajo constante si no le gusta. Entonces, es importante que se acerquen a personas que los puedan orientar.

Como tercera recomendación, en directa relación con la segunda, que esa persona sea alguien que te oriente pero que te deje crecer, que no seas como un engranaje más dentro de sus investigaciones, eso a veces también es cómodo para los estudiantes, es cómodo decir “me dirigen”. Yo creo que es mucho más interesante reflexionar en torno a qué te interesa, cuáles son los temas, cuál es el problema. En efecto, tener un problema para investigar es fundamental y tiene que ser tuyo, esto no te lo pueden dar. De modo que hay que preguntarse cómo construir un objeto de investigación, un problema que te obsesione, que te parezca relevante y después llevarlo adelante. Es muy interesante acompañar a alguien en ese camino, ya que cuando ves el producto —la elaboración de un artículo, su tesis o ingresan como becarios— decís “yo acompañé una etapa de ese proceso y permití que esta persona llevara adelante lo que le parecía interesante hacer, y ayudé a su independencia, autonomía, capacidad de reflexión, lo alenté a eso”. Estoy muy orgullosa de que nadie diga “me dirigió”, sino “estuvo ahí” y que te agradezcan como acompañante. punto final_it8x12


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Patricia Berrotarán: Doctora en Historia, Mg. en investigación en Historia, Profesora Asociada Regular de la UNQ y de la UBA. Su área de especialización es la historia política y social argentina contemporánea, con especial énfasis en el estudio del estado y en el período peronista (1946-1955). Autora de numerosas publicaciones en el área de referencia. Directora de la licenciatura en Historia de la UNQ y directora del programa “Historia de las relaciones entre Estado, Economía y Sociedad” (UNQ).


Proyectos dentro del programa “Historia de las relaciones entre Estado, Economía y Sociedad”

El primero de ellos gira en torno a las transformaciones en la sociedad riojana colonial durante el siglo xviii, y se estudian de manera comparativa tres regiones interiores de la jurisdicción (Valle de Famatina, Arauco y Los Llanos). El segundo, se propone analizar la significación y las implicancias de la dimensión ritual en la construcción, el ejercicio y la disputa por el poder en el gobierno del Tucumán colonial. También, el estudio de la frontera pampeana desde la multiculturalidad y el mestizaje que ha permitido construir una noción de frontera alternativa. La inmigración centrada en el papel de la escuela como espacio y recurso de integración de los niños inmigrantes e hijos de inmigrantes a la sociedad local. Y en esta dirección también, el proceso de inmigración y asentamiento de la comunidad boliviana en la Argentina, así como la colonización agrícola judía.

La línea sobre Estado y políticas integra proyectos que abordan problemas vinculados con estos temas en diferentes momentos de la construcción histórica de la estatalidad en la Argentina —desde su formación, así como en sus sucesivas transformaciones—. Hay proyectos que enfatizan los procesos de cambio operados en los últimos años del denominado “primer peronismo” (1949 -1955), para indagar lo que puede entenderse como el primer intento de reforma global del Estado. Otro proyecto analiza el Departamento Nacional de Higiene y la centralización de las políticas sanitarias durante el período de entreguerras. Y además se hace un análisis social de la formación y composición del ejército nacional durante el período de la organización del Estado argentino. Finalmente, se realiza una investigación de carácter exploratorio sobre los años de formación del estado autónomo santiagueño, a partir del estudio del funcionamiento concreto de la justicia y de las embrionarias instituciones provinciales.

Como se puede advertir,  los proyectos comprendidos en el programa se orientan a partir del diálogo interdisciplinario que está presente, tanto en la construcción de los problemas por abordar como en las distintas metodologías que serán empleadas durante el desarrollo de las investigaciones. Se trata de una combinación virtuosa de métodos y técnicas, y de aplicar a las fuentes aquellos recursos que permitan explotar al máximo la información que contienen, interrogándolas desde campos diferentes y situándolas en distintos contextos de significación. Nuestra experiencia individual y colectiva de trabajo muestra que las miradas complementarias aportan a los resultados de las investigaciones especificidad y originalidad, en particular en los estudios realizados a pequeña escala, que por su complejidad y riqueza iluminan procesos más amplios.


Programas y proyectos de investigación en vigencia

<http://www.unq.edu.ar/buscador_programas_investigacion.php?id_carrera=&id_director=0&id_departamento=0&id_seccion=10&id_financiacion=0&id_etapa=0&id_tipo=0>

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