Articulos SyV 9

Construyendo identidades: el caso de las comunidades africanas en el Río de la Plata

por Joaquín Antúnez[1]  Joaquin Antunez

Resumen

El presente trabajo, realizado en el marco de la materia Problemas de Historiografía Argentina, dictado por la profesora Silvia Ratto, de la carrera de Historia (Universidad Nacional de Quilmes), aborda el problema de las construcciones identitarias en el caso de la comunidad afroamericana en el Río de la Plata presentado en el libro De compañeros de barco a camaradas de armas: identidades negras en el Río de la Plata, 1760-1860, de Alex Borucki (2017).

Proponemos diversos acercamientos a la obra del autor. En primera instancia, detallamos el estado de la cuestión para delinear el campo historiográfico concreto en el cual se desarrolla Borucki, entendiendo como marco general el estudio de africanos y sus descendientes, pero sin dejar de lado los diversos campos historiográficos que se utilizan como apoyo. Luego, realizamos una descripción de la obra en sí, para lo cual analizamos las fuentes y metodología utilizadas por el autor. Esto nos permitirá adentrarnos en la obra y rescatar sus ejes centrales de análisis. Por último, analizamos los aportes concretos que realiza el trabajo a la historiografía dentro de su campo y a la historiografía más general, particularmente sus aportes a la historia del Río de la Plata, tomando como centro las experiencias de Montevideo y Buenos Aires abordadas en el libro.

 

Palabras clave: afroamericanos, esclavitud atlántica, identidades negras, Río de la Plata.

 

Estado de la cuestión [2]

La historiografía de los africanos y sus descendientes, particularmente la referida a la época tardocolonial y las primeras décadas republicanas, es un tema que se encuentra abordado de manera parcial. Si bien existen algunos trabajos, estos en su mayoría provienen de historiadores recientes, asociados a la renovación historiográfica general de la década de los ochenta del siglo pasado y con mayor presencia en la década de los noventa y los primeros años del 2000, en consonancia con la crisis social del 2001 y las primeras reinterpretaciones que la propia sociedad se realizó a sí misma, la cual fue acompañada por la historiografía de grupos marginados como los afrodescendientes.

El trabajo pionero del historiador estadounidense George Reid Andrews, titulado Los afroargentinos de Buenos Aires (1989), comenzó por eliminar la desaparición de los afroargentinos en la historia nacional y puso en cuestión todos los estudios sobre la temática hasta el momento. No debe sorprender que la mayoría de los trabajos se sitúen, entonces, en el análisis sobre las identificaciones y categorizaciones sociorraciales coloniales y poscoloniales, tanto a nivel local como regional.

Esta temática es en la que se centra Borucki para su trabajo, aunque innova sobre algunos aspectos que se encontraban vacantes en la historiografía. Estos están referidos a lograr salir de Buenos Aires y abrirse a otros espacios de análisis, la reconstrucción de redes mucho más extensas y de las particularidades que se daban en cada espacio, ya sea por su pertenencia urbana o no, como por su origen y su lugar en la estratificación social, es decir, si eran hombres libres o esclavos.

La historiografía, sin embargo, buscaba reconstruir, en primer lugar, dónde estaban esos africanos y sus descendientes. Esto resultó en un esfuerzo por demostrar esa existencia de identidades negras y lograr catalogarlas. Así, se dejaba de lado un hecho fundamental: observar cómo se fueron construyendo esas estructuras sociales determinadas, que, entre otras cuestiones, resultaron en la subalternización de las comunidades africanas del Río de la Plata y de todas las regiones americanas en general.

Esto también se asociaba al estudio de la alteración del statu quo que generó el proceso revolucionario y la fundación de nuevas naciones republicanas, y el rol que jugaron en ellas los afrodescendientes, así como su vinculación con esas transformaciones que fueron configurando nuevas relaciones hacia el interior de sus comunidades e identidades individuales y colectivas.

Estos importantes avances dejaron algunas vacancias, tales como: si las legislaciones republicanas reconfiguraron las desigualdades sociales o heredaron una estratificación colonial; el rol del género y su interacción con la raza y la clase; así como profundizar el conocimiento de las nuevas identidades surgidas a partir de la movilización militar, política y ciudadana de los africanos libres y esclavos (Lamborghini et al., 2017).

 

Descripción del libro: capítulos, fuentes y metodología

Para describir el libro nos apoyaremos en el esquema planteado por el propio autor. Esto nos permite acercarnos más a su punto de vista y las conclusiones que se desprenden de allí. El libro está organizado en una introducción, seis capítulos y un epílogo.

La introducción, bajo el título “Esclavitud, guerra y abolición en el Río de la Plata”, nos sumerge, brevemente, en las diversas temáticas que aborda el trabajo, todas relacionadas con las identidades negras en el Río de la Plata. En esta introducción encontramos también el objetivo del autor: “Analiza(r) cómo los africanos y sus descendientes que vivieron en Montevideo y Buenos Aires crearon identidades sociales sobre la base de sus experiencias comunes en la era del esclavismo y la emancipación en el Atlántico”, a lo cual agrega “con un enfoque en la formación procesual de las identidades sociales a partir de las experiencias compartidas” (Borucki, 2017, pp. 15-16). En otras palabras, el autor se plantea analizar las identidades que se fueron creando en las comunidades negras del Río de la Plata a partir de las diversas relaciones sociales que fueron construyendo los africanos y sus descendientes tanto en su experiencia esclavista como las transformaciones a partir de la emancipación en el Atlántico.

Para lograr esto, el autor presenta en los dos primeros capítulos un análisis de la trata esclavista específicamente atlántica. De esta manera, en el primer capítulo, “La base de la población negra del Río de la Plata, 1777-1839”, realiza un análisis cronológico del tráfico esclavista tardocolonial hasta su extinción en 1839. El capítulo comienza analizando las redes luso-brasileñas y africanas que conectaban a Montevideo y Buenos Aires con el tráfico esclavo. Se destaca que el negocio con los esclavos nunca se separó del resto del comercio, es decir, era una mercancía más. Su importancia para los mercaderes de diversas banderas estaba en el acceso a la plata de Potosí que se lograba en el comercio. Las rutas iban variando según la situación internacional. Estas redes incluso sobrevivieron a las independencias latinoamericanas, principalmente en Montevideo, bajo la importación de colonos africanos en 1830. Por último, se revisan las redes de solidaridad y las identidades individuales que construían los africanos según el puerto de origen, así como la zona africana original, más las experiencias y los lazos trazados con los compañeros de barcos. Estos puntos son evaluados mediante la utilización de fuentes documentales como los archivos de Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro y Sevilla, así como la base de datos Voyages: The Trans-Atlantic Slave Trade Database y una fuente secundaria: el libro La trata de negros en el Río de la Plata durante el siglo XVIII, de Elena Studer (1958); lo cual le permitió al autor reconstruir una base de casos abarcativa para un análisis cuantitativo y cualitativo.

En el segundo capítulo, “Redes de compañeros de barco e identidades africanas, 1760-1810”, las redes de compañeros de barcos van a jugar un rol central para comprender la selección de los testigos para los casamientos que eran solicitados por la Iglesia a los africanos para demostrar que no estaban casados. Puesto que esto solo se le exigía al novio, el capítulo analiza, a partir de los registros matrimoniales de la iglesia católica y, parcialmente, del Estado colonial, la pervivencia de estas redes de compañeros de barcos luego del desembarco, así como la creación de identidades individuales y colectivas que excedían los orígenes territoriales. El autor habla de una red de socialización más amplia, que, como se analiza en el tercer capítulo, incluía también la participación en las milicias, las cofradías (hermandades católicas) y asociaciones o naciones africanas.

Estos mundos superpuestos influenciaron de manera decisiva las identidades individuales y colectivas, así como los liderazgos negros que se fueron desarrollando. Eran redes que se construyeron, principalmente, en Buenos Aires y Montevideo, pero que penetraron en el interior del Río de la Plata e, incluso, del imperio portugués. Este tema se aborda en el tercer capítulo, “Liderazgo y redes en milicias negras, cofradías y tambos”. Estas redes superpuestas como revelan las fuentes –los registros existentes de las milicias y cofradías/asociaciones así como apelaciones a la justicia colonial– muestran lazos de solidaridad para defenderse de la esclavitud o conseguir la libertad, así como las disputas entre los líderes por los puestos de dirección de las cofradías, naciones o de las milicias de negros libres. Las cofradías, y luego las naciones, en la época poscolonial, permitían una coexistencia de libres y esclavos, lo que posibilitaba a estos últimos liderar grupos. También permitieron una participación femenina. Mientras los líderes milicianos eran siempre hombres libres, muchos se superponían. De esta manera, se daban enfrentamientos que demostraban no solo la existencia de redes horizontales, sino también verticales, con autoridades coloniales, es decir, con el mundo blanco. Lo cual también queda demostrado con los exilios de una orilla a la otra cuando necesitaban huir por diversos motivos, poniendo en práctica tanto las redes horizontales como verticales.

Los capítulos cuatro (“¿Un plan propio? Batallones negros y políticas caudillistas”) y cinco (“Asociaciones de base africana, Candombe y el Día de Reyes, 1830-1860”) estudian una transformación fundamental, la participación de las milicias negras y las comunidades africanas en general en el período de las guerras de independencia y la fundación de una nueva nación (1810-1850), dando centralidad a Montevideo, que ha sido el caso menos abordado de ambos puertos rioplatenses, aunque, como señalamos, el autor encuentra que las redes incluyeron inexorablemente a ambas orillas. Este escenario cambiante generó nuevas identidades. Ahora los soldados africanos no solo tenían vínculos entre ellos, sino con oficiales blancos, convirtiéndose en factor del poder político como sucedió en julio de 1832. Esta relación con la política caudillista generaba diversos escenarios, mientras las elites eran temerosas del armamento negro, también pretendían construir lazos de paternalismo con este sector en pos de su participación en las guerras, como un servicio a la patria por su libertad. Los exesclavos lo asumían como una participación que les otorgaba derechos, es decir, le exigían retribución a la naciente nación por su sacrificio en la gesta independentista. Esto generó algunos conflictos que quedaron sentados en diversas fuentes, como los diarios, o algunas presentaciones hechas ante autoridades civiles y militares. Se observa, entonces, una apropiación de los milicianos de los proyectos políticos blancos, no una simple sumisión a los oficiales y caudillos blancos. Esto queda claro por la presencia de milicianos negros en los múltiples ejércitos existentes. Al mismo tiempo, pasados los años, existió una política de blanqueamiento del ejército, que incluyó la edición de imágenes de héroes de guerra negros así como la no mención de su participación decisiva en el campo de batalla, tanto el de armas como el de la política.

Esto se ve profundizado en el capítulo cinco donde se abordan las lógicas adoptadas por las asociaciones africanas o naciones que celebraban velorios, ceremonias y encuentros semanales. En la nueva etapa republicana fueron adoptando los símbolos nacionales como la bandera o el uniforme militar en sus celebraciones. Se creó la más famosa celebración: el Día de Reyes. Borucki lo presenta como el evento que “encapsulaba lo que querían celebrar los africanos y sus descendientes: el pasado común africano, la coronación de un rey negro y su papel militar en la creación de la república” (p. 37). Si bien existían, según fuentes judiciales, aproximadamente, veinte naciones africanas, la más importante era la nación Congo, que pretendió utilizar esta celebración para subordinar al resto de las naciones, reviviendo las luchas por el liderazgo del pasado en las cofradías católicas y las milicias coloniales.

La novedad en este período es la aparición de las visitas, momento en el cual las autoridades gubernamentales recibían a los reyes (y reinas) africanos. Lo cual desató luchas en la prensa blanca por las relaciones que debían establecerse con las comunidades negras. Estas relaciones incluyeron la represión policial con prohibiciones y otras determinaciones, por lo cual, el Día de Reyes y las celebraciones de fines de semana pueden ser consideradas actos de orgullo y de resistencia contra la represión policial-blanca.

El capítulo seis, “Jacinto Ventura de Molina, un letrado negro de Montevideo, 1766-1841”, se centra en la experiencia de un letrado negro, Jacinto Ventura de Molina, nacido libre en el Nuevo Mundo y educado por un oficial español. Sus manuscritos están reunidos en tres tomos, que se conservan en la Biblioteca Nacional del Uruguay, que permiten abordar la vida de un caso destacado para observar las transformaciones en las identidades individuales y colectivas, así como la mediación existente ente el mundo negro y blanco tanto en la época colonial como republicana. Este caso permite abordar las transformaciones sociales más generales y de los africanos y sus descendientes en particular, tanto como los contornos de las comunidades y los liderazgos sobre la base de las nuevas necesidades. Molina vivió entre la pluma y las armas, sintetizando en su vida la participación en cofradías, milicias coloniales y republicanas, así como en las naciones africanas.

En el epílogo, por último, se reconstruye brevemente el caso de dos afrodescendientes –el coronel Feliciano González y el coronel José María Morales– que lograron ascender en la sociedad poscolonial gracias a su intervención en las milicias, llegando a ser ambos coroneles en sus respectivos ejércitos, uruguayo y bonaerense. Morales, además, fue diputado provincial en 1871, el primero en la América hispanohablante. Así, quedan expuestas las redes sociales verticales y los medios que ofrecieron los servicios militares a la movilidad social de los africanos y sus descendientes en Río de la Plata.

 

Reflexiones finales

En conclusión, como hemos señalado en el estado de la cuestión, el trabajo de Borucki está inserto en una temática que podemos definir emergente dentro del campo afro, aunque parte de profundizar el estudio de las identidades y las redes de socialización africanas en el Río de la Plata. Entre las novedades y aportes a la historiografía, podemos situar la profundización y la interacción de las redes de compañeros de barcos, analizadas de manera novedosa con los registros matrimoniales; así como la transformación de las relaciones que se dieron a partir del ciclo revolucionario y republicano; y las nuevas identidades a partir de la participación militar, política y ciudadana que se abordan en el capítulo cuatro y cinco. Estas evidencian la superposición de redes de socialización que se desarrollaron en esta nueva etapa signada por una continuidad en las relaciones de compañeros de barcos a camaradas de armas, que tenían expresiones en otras asociaciones como las cofradías o las asociaciones de base africanas o naciones. A esto se puede agregar la participación femenina como novedad en las organizaciones.

De esta manera, Borucki logra conectar la intervención y la construcción de las identidades negras con la historia del Río de la Plata, articulando la historia nacional con la participación de los africanos y sus descendientes. La participación militar, política y ciudadana de los africanos y sus descendientes pone de relieve la nueva legalidad republicana y la forma en que las elites atravesaron sus miedos y sus aspiraciones de integración a esta comunidad que constituía uno de los sectores subalternos más movilizados.

 

icono notas Notas

[1] Estudiante de la Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional de Quilmes.

[2] Para un mayor conocimiento de los alcances y otras temáticas de la historiografía afrodescendiente abordadas, consultar: Lamborghini, E, Geler, L. y Guzmán, F. (2017). Los estudios afrodescendientes en Argentina: Nuevas perspectivas y desafíos en un país “sin razas”. Tabula rasa, 27, pp. 67-101.

icono notas Referencias bibliográficas

Borucki, A. (2017). De compañeros de barco a camaradas de armas: identidades negras en el Río de la Plata, 1760-1860. Prometeo Libros, Buenos Aires.

Lamborghini, E, Geler, L. y Guzmán, F. (2017). Los estudios afrodescendientes en Argentina: Nuevas perspectivas y desafíos en un país “sin raza”. Tabula rasa, 27, pp. 67-101.

 

¿Cómo citar este artículo?

Antúnez, J. (2022). Construyendo identidades: el caso de las comunidades africanas en el Río de la Plata [reseña]. Sociales y Virtuales, 9(9). Recuperado de http://socialesyvirtuales.web.unq.edu.ar/construyendo-identidades-el-caso-de-las-comunidades-africanas-en-el-rio-de-la-plata/

 


Ilustración de esta página: Villano, E. (2016). El Hércules C-130J de la Royal Air Force de Gran Bretaña sobrevuela el barco Lady Elizabeth, que se encuentra abandonado en la cala de Whalebone [fotografía]. Serie Malvinas.

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