por Florencia Rolli
Resumen
Desde su canonización como el poema épico nacional en el marco del centenario de nuestro país, el Martín Fierro simboliza las disputas en torno a la identidad nacional. Un siglo más tarde, reescrituras como las de Martín Kohan en “El amor” (2015) y Gabriela Cabezón Cámara (2017) en Las aventuras de la China Iron dirimen otros sentidos. Las representaciones de las sexualidades disidentes, las expresiones de género y otras formas del deseo. Pero esta operación sobre el canon no sólo actúa como una reivindicación de subjetividades disidentes, sino que además proyecta otra identidad nacional: plural, diversa y libre.
Palabras claves: canon literario, Martín Fierro, identidad nacional, disidencia sexual, literatura argentina.
El Martín Fierro como mito fundacional
En 1872 José Hernández publica El Gaucho Martín Fierro, obra que hoy conocemos como Martín Fierro. Siete años más tarde publica una segunda parte que corresponde al retorno de Fierro y Cruz del desierto tras pasar años viviendo con los indios. Es la primera parte la que se consagra como poema nacional, dando forma a un canon –no sólo literario– que aún persiste pero también se reedita bajo nuevas interpretaciones.
En 1913, en el contexto del primer centenario nacional, Leopoldo Lugones dictó una serie de conferencias sobre el Martín Fierro que en 1916 fueron publicadas en el libro El payador. En ese entonces, la cantidad de población había aumentado considerablemente debido a la ola inmigratoria europea. Por tal motivo, el Estado nacional desplegaba políticas para la argentinización de las masas inmigratorias.
En este contexto, la definición y consolidación de una cultura común fue una preocupación central que implicó fijar qué elementos de la cultura serían incluidos y cuáles, excluidos. Esta operación se vincula al proceso de definición del canon, concepto que proviene del griego y significa regla o vara de medir. De ahí que su significado dé cuenta de una regla o de un modelo, fijando normas y valores en el campo cultural así como conductas y acciones de individuos o instituciones.
En este artículo, vinculamos el canon literario al canon “oficial”, entendiéndolo como el conjunto de obras que una nación, muchas veces con el apoyo de los organismos de Estado, consagra como representativas (Fowler, 1988). El canon oficial, aquel que representa a toda una sociedad, puede originarse por instituciones de ámbitos diversos como el político, el educativo, el periodístico o el académico.
Cabe destacar que Fowler describe distintos tipos de canon, considerando también el canon “crítico”, el “personal”, el “escolar” y el “accesible”. La diversidad de cánones da cuenta del carácter dinámico de esta categoría.
Por otro lado, la definición del canon supone un terreno de disputas según cada período histórico, entre actores e intereses que, como vimos, exceden al campo exclusivamente literario.
En las conferencias mencionadas, frente al por entonces presidente Roque Sáenz Peña, ministros y magistraturas legislativas y judiciales, Lugones canoniza la obra de Hernández, consagrándola como el poema épico nacional e instalando al gaucho como el arquetipo del ser nacional. Se distingue la “pureza” del gaucho ante la “impureza” del inmigrante.
En la canonización también se resuelve otra preocupación: la del correcto uso del lenguaje. Lugones edita una versión “normalizada” de la obra de Hernández en la que repara en la composición y el uso apropiado de la lengua y el idioma nacional.
En nuestro país, el canon literario se determina como una operación para instalar un proyecto político hegemónico. Debe reconocerse el papel que ejercen la literatura y las escuelas en la implementación de estas políticas. El disciplinamiento social y cultural de los inmigrantes se instrumentaría en las escuelas, y la literatura resulta un medio idóneo para este objetivo. Por este motivo el Martín Fierro se convierte en el “[…] clásico escolar por excelencia en el contexto del proceso escolar del nacionalismo” (Bombini, 2012).
Intervenciones en el canon: disidencia sexual en las relecturas de Kohan y Cabezón Cámara
El cuento “El amor” de Martín Kohan inaugura el libro Cuerpo a tierra (2015). Reescribe la relación entre Fierro y Cruz recreando una temporalidad y un espacio que Hernández no osó narrar. El relato se sitúa entre la Ida y la Vuelta, en ese otro espacio detrás de la frontera, con los indios. Perseguidos por la ley, huyen en búsqueda de un lugar donde ser libres. En el camino algo pasa, pero no sabemos qué. Ensimismados en sus pensamientos, avanzan parsimoniosamente.
Fierro y Cruz avistan las tolderías. Llegan a destino y son cordialmente recibidos. Les ofrecen una carpa chica, alejada. Se acomodan apropiándose del lugar, de su lugar. Los invitan a comer y Cruz se reconoce en la mirada que una cautiva le dedica a Fierro. Ella se insinúa, a él le tiemblan las manos de rabia. Se retira y en la soledad de la carpa, casi lloroso, aprieta puños y dientes. Fierro irrumpe y se acuesta junto a él. Con la torpeza que regala la vergüenza, sus manos se encuentran, sus dedos se entrelazan y dan rienda suelta al deseo contenido.
En 2017 se publica Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, novela que tiene como narradora a la China, aquella que en el poema de Hernández no es más que “la mujer de” Martín Fierro, sin apenas nombre propio. Cabezón Cámara desvía el canon personificando a un Fierro gay. El mismo José Hernández aparece como un patrón de estancia borracho y decadente “[…] que cae como un chorlito bajo la modorra del alcohol importado y los coqueteos de Elizabeth” (Página 12, 2017).
Pero estos son personajes secundarios. La única protagonista es la China. Cabezón Cámara ofrece una voz antes silenciada, a la que le consagra una vida digna y libre, signada por el deseo. De la china de Fierro a la China como nombre propio: Josephine Star Iron. De un silenciamiento absoluto de la mujer en el canon literario nacional a una lesbiana protagonista. La China descubre lo vasto que puede ser el mundo de la mano de otra mujer. Una inglesa pelirroja llamada Elizabeth. La China emprende un viaje de iniciación hacia otros escenarios, otra lengua, otra historia y otro sexo. Se aleja de la miseria ante la oportunidad que se le presenta. Quien fue marginada en el poema de Hernández, encuentra cómo vivir libremente, con abundancia y sin mesura, con placer y sin tapujos.
En la nota para Página 12, la autora niega haber hecho gay a Martín Fierro. Al respecto, afirma: “Simplemente dejé que se expresara. Martín Fierro enamorado de Cruz es una lectura que el texto original habilita”. Recorre pasajes del poema en los que se sugiere un vínculo más que fraterno entre ambos. Huir, fabricarse juntos un toldo como hogar, elegir una vida compartida.
Bajo su lectura, en el cuento de Kohan, Fierro y Cruz consuman un deseo que en la obra de Hernández está sugerido pero no asumido. Este vínculo carnal y amoroso que recrea Kohan se sitúa más allá de la frontera, en un espacio en el que se encuentran exentos de cualquier norma impuesta por el Estado. Pero la frontera no es sólo geográfica o política legal. El límite es sobre los cuerpos. Posiblemente, sólo fuera viable traspasar los límites del vínculo entre Fierro y Cruz fuera de los márgenes. Sólo podrían distenderse en ese blanco detrás del margen, en ese lugar que anhelaban para ser libres. Queda como interrogante si esa relación hubiera sido posible de este lado de la frontera.
La propuesta de Cabezón Cámara no repara en fronteras. La disidencia y la libertad sobre los cuerpos no se ocultan ni disimulan. Se habitan libremente. Lo hacen la China, la inglesa y los personajes que se cruzan en el camino.
Como se mencionó anteriormente, Lugones canoniza el Martín Fierro instalando no sólo un modelo literario y de lengua, sino también definiendo el arquetipo de ser nacional. La determinación de esta identidad crea un mito fundacional, inaugurando una tradición que opera como modeladora de usos, costumbres y también, sexualidades.
El canon define modelos de masculinidad. En la obra de Hernández, Fierro y Cruz son hombres, como describe Borges en “Biografía de Teodoro Isidoro Cruz”; valientes, valerosos, malevos, desertores, que prefieren pelear a entregarse. También sugiere una concepción de mujer: una china sin apenas nombre, que llega a la vida de Fierro porque fue ganada en una partida de truco.
Kohan introduce la disidencia sexual como una posibilidad visibilizando otro tipo de masculinidades posibles. Describe a un Cruz susceptible a las miradas que despierta Fierro. Un hombre celoso que espera solo y lloroso a otro hombre, tendido. De esta manera, subvierte el canon. Lo altera. Propone otro modelo en el que una relación homosexual es posible. Un modelo de hombres amansados. Quienes fueran arquetipos de la tradición nacionalista son los mismos que descubren el amor en la intimidad de una carpa.
Cabezón Cámara ofrece otro modelo de mujer y otra concepción del deseo y la sexualidad. También proyecta otra idea de país. Hay desacato, pero ante todo hay otro imaginario nacional posible.
El Martín Fierro como terreno de disputa
Desde el año de su publicación en 1872 y su canonización en el contexto del centenario nacional, el Martín Fierro adquirió sentidos diversos según qué idea de nación representa. La amenaza inmigratoria con las ideas anarquistas y socialistas que desembarcaban en nuestro país. Lo propio como puro y lo ajeno como impuro. La lengua desviada o normalizada.
Un siglo más tarde, en un contexto histórico en el que el movimiento de mujeres y de las sexualidades disidentes ha adquirido una notable fuerza, el poema nacional adquiere otras lecturas y reinterpretaciones. En estas reescrituras se opera sobre el canon. El modelo de masculinidad hegemónica se rinde en la intimidad de una carpa, en la lejanía del desierto. Del modelo de mujer sumisa y sin identidad propia no hay recuerdos en una China empoderada, epicúrea y audaz.
Las discordias sobre la identidad cultural, política y social del país ya no se dirimen entre lo autóctono y lo foráneo. Ahora la contienda es en el campo de los cuerpos, las sexualidades, lo público y lo privado.
El Martín Fierro representa nuevas identidades sexuales que batallan para exigir visibilización, derechos y representación. Batallan, también, por otra identidad nacional que, desde el pensamiento queer, proclama sexualidades migrantes que rompen fronteras. Una identidad nacional diversa, festiva y disidente.
Es pertinente recuperar lo señalado sobre la circulación de la obra de Hernández en las escuelas. Así como el Martín Fierro se constituyó como canon escolar en el nivel medio; cabe preguntarse si reescrituras como las de Kohan y Cabezón Cámara también ingresan en las escuelas, poniendo en circulación y debate los nuevos sentidos y representaciones que adquiere la obra original.
Referencias bibliográficas
Textos académicos y artículos
Bombini, G. (2002). Canon escolar/canon juvenil: cruces y tensiones. Conferencia sobre literatura juvenil para la Xarxa (Red) de Investigadores de Literatura Infantil y Juvenil de Cataluña. Universidad Autónoma de Barcelona.
Fowler, A. (1998). “Género y canon literario”. En Todorov, T. Teoría de los géneros literarios. Madrid, España: Arco Libros.
Imperatore (2019). Teoría y Crítica Literaria, clase 3. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes Virtual.
Viola, L. (27 de octubre de 2017). Aquí me pongo a contar. SOY, Página 12. Recuperado de https://www.pagina12.com.ar/71812-aqui-me-pongo-a-contar
Obras literarias
Borges, J.L. (1999) “Biografía de Teodoro Isidoro Cruz”. En El Aleph. Madrid: Alianza.
Cabezón Cámara, G. (2017). Las aventuras de la China Iron. Buenos Aires: Random House.
Kohan, M. (2015) “El amor”. En Cuerpo a tierra. Buenos Aires: Eterna Cadencia.
¿Cómo citar este artículo?
Rolli, F. (2020). Disidencia sexual en reescrituras del Martín Fierro. Sociales y Virtuales, 7(7). Recuperado de http://socialesyvirtuales.web.unq.edu.ar/disidencia-sexual-en-reescrituras-del-martin-fierro
Ilustración de esta página: Calcagnini, M. (2020). Crónicas de una nueva fragilidad. [Dibujo/collage]. En Sociales y Virtuales y Programa de Cultura (Coords.), exposición artística #YoMeQuedoEnCasa. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.
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