por Hernán Palavecino
Presentación
El retorno a la democracia en el año 1973 con el ascenso de Héctor J. Cámpora a la presidencia dio por finalizada la proscripción del peronismo, permitiendo que la tendencia de izquierda de dicho movimiento tuviera la posibilidad de manifestar y llevar adelante sus proyectos liberadores desde las políticas de Estado.
La cartera de Educación, conducida por el ministro Jorge Alberto Taiana, priorizó la erradicación del analfabetismo y la disminución del semianalfabetismo. En este marco, en 1968 se creó la DINEA (Dirección Nacional de Educación del Adulto) con el propósito de lanzar la Campaña de Reactivación Educativa de Adultos para la Reconstrucción (en adelante, CREAR). Además de sus objetivos de alfabetización, dicha iniciativa fijaba horizontes de integración y organización comunitaria, se fundaba en un vínculo con las necesidades locales, y socializaba el poder de toma de decisiones.
En el presente trabajo presentaremos las principales características organizativas y metodológicas de CREAR así como los conceptos teóricos que la orientaron, a partir del análisis de documentos constitutivos que han sobrevivido a la última dictadura cívico-militar (1976-1983). En particular, retomaremos la recopilación que ha hecho de ellos la gestión del Ministerio de Educación de la Nación en 2008. Esto nos permitirá arribar a una ampliación de las nociones de alfabetización mediante el concepto de “alfabetización funcional” (Jiménez del Castillo, 2005).
Para finalizar, este análisis nos permitirá considerar el analfabetismo tecnológico como una realidad social que precisa ser visibilizada y abordada, analizando tanto las posibilidades y potencialidades como las brechas y las desigualdades que marcan las nuevas tecnologías, para lo cual los aportes metodológicos y prácticos de la educación popular de la CREAR serán de mucha ayuda para su futuro tratamiento.
CREAR: la educación que supimos conseguir
Desde su inicio el 8 de septiembre de 1973, fecha significativa como lo es el Día Internacional de la Alfabetización, CREAR tuvo una impronta antiimperialista mediante la descolonización cultural tanto en su diseño como en sus argumentos. Recuperaba los postulados de la “Teoría de la dependencia” y la “Teoría de la liberación” de las décadas de los 60 y los 70, cimentadas en el materialismo histórico y los rasgos propios del discurso justicialista -en especial, de su vertiente de izquierda- promoviendo la liberación nacional y la nacionalización de la educación, y rescatando procesos de socialización populares.
De esta manera, CREAR contó con una influencia ideológica y metodológica proveniente de dichas teorías, a lo que se sumaban hitos importantes como, por ejemplo, la Revolución Cubana y sus campañas de alfabetización, y los ecos del Concilio Vaticano II, el cual visibilizaba una renovación en la Iglesia católica. Esto último encarnó en algunos sectores más radicalizados acciones de mayor acercamiento a lo social, con fuertes cargas ideológicas en pos del cambio social en Latinoamérica, como lo fue el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo.
Estas ideas se oponían a los postulados de la “Teoría desarrollista”, que ostentaba, desde sus orígenes en la “Alianza para el Progreso”, una mirada tecnocrática, con una atención muy centrada en el crecimiento económico. Según dicha perspectiva, la alfabetización era una necesidad de cara a la modernización de las sociedades tradicionales de América Latina que, bajo la lupa de Estados Unidos, eran consideradas atrasadas y necesitaban ser ayudadas en el camino de los estadios hacia el desarrollo.
Si bien desde el Ministerio de Educación y Cultura tomaron como organismo ejecutor de la campaña a la Dirección Nacional de Educación del Adulto (DINEA), la cual había sido creada en 1968 desde este impulso desarrollista, el cambio ideológico y conceptual era tan importante que dicha Dirección fue reformulada en tres aspectos fundamentales: se modificó su estructura orgánica, también la impronta ideológica que fundamentaba sus conceptualizaciones, y se definieron los fines democratizadores sustentados en la metodología aplicada. Estos cambios intentaron llevarse a cabo de manera integrada, dado que los objetivos estaban íntimamente relacionados.
Como lo demuestra el documento de las Bases de la Campaña (1973)1
, se proyectaba modificar la entonces actual estructura centralizada y verticalista, que generaba un desarrollo desigual y funcional al capitalismo liberal, por una estructura regional y de base. La reformulación orgánica aspiraba a que en un futuro su desarrollo pudiera asentarse en los Centros de Cultura Popular, espacios en los que la comunidad definiría sus objetivos y donde se desarrollaría el programa educativo al mismo tiempo que se fomentaría la participación popular en la toma de decisiones para atender las necesidades locales.
Esta descentralización se evidenció en la constitución de cinco regiones conformadas por provincias2
, en las que se resaltaban zonas de trabajo intensivo. Todo ello fue llevado adelante por un equipo organizado por directores regionales, asesores pedagógicos, coordinadores provinciales y los propios coordinadores de base, quienes estaban encargados de la alfabetización. En cada región se valorizaba cualquier estructura previa gestada por la DINEA, además de articular con las universidades trabajos de asesoramiento, extensión y formación.
Este diseño permitía, además, una democratización de la educación, dado que los coordinadores de base eran elegidos por la propia comunidad. Se trataba de militantes (no solo del partido peronista) y agentes sociales que conocían la realidad local y sus necesidades, y posibilitaban una apropiación y valoración de la iniciativa educativa.
A continuación, con el propósito de evidenciar el objetivo democratizador y descentralizante de CREAR, recuperamos algunas de las funciones que se le asignaban al coordinador de base detalladas en las Bases de la Campaña (1973):
- Investigar el universo temático y vocabular de las comunidades de base.
- Diseñar el programa de acción educativa de acuerdo con las resoluciones de la comunidad.
- Promover la participación de todos los miembros y organismos de la comunidad local en la Campaña.
- Convocar las asambleas donde se discutirán las necesidades y prioridades educativas de cada comunidad y se iniciará el proceso de planificación.
- Conformar los grupos de apoyo.
- Motivar a la comunidad para la formación del Centro de Cultura Popular.
CREAR: educar para la liberación
Como nos permite apreciar el artículo de Mariana Tosolini (2011), para el diseño de la campaña y la organización de las prácticas educativas se retomaron las ideas del reconocido pedagogo brasileño Paulo Freire sobre la educación para la liberación del hombre y la importancia de devolver la palabra.
En la metodología llevada a cabo por la CREAR se persiguieron fines totalizadores, amplios y ambiciosos: político-sociales, económico-sociales, de carácter andragógicos y lingüístico-cultural. Los coordinadores de base y los educadores populares buscaban la integración de estos fines. En sus encuentros siempre estaba presente la noción de “dialoguicidad” freiriana como una praxis para que se produjera la liberación entre el educador-educando y el educando-educador. Buscaban concientizar a la comunidad de que la acción y el proceso educativo son una función social de responsabilidad comunitaria permanente.
La impronta de Freire se manifestó también en la alfabetización mediante la elección de “palabras generadoras” y “temas generadores” de la propia comunidad para guiar los procesos de la lecto-escritura. A su vez, se propiciaba la reflexión acerca de lo que estos temas significaban para la comunidad y cómo formaban parte de sus prácticas culturales (Freire, 1973).
Las “palabras generadoras”3
, llamadas también universo temático-vocabular, eran: mate, leche, casa, comida, vino, carne, ropa, zapato, hijo, familia, compañero, vecino, villa, yerba, escuela, hospital, campesino, voto, delegado, sindicato, trabajo, máquina, agua, televisión, guitarra, fútbol, pueblo, gobierno, extranjero, y América Latina unida o dominada.
Por su parte, las unidades temáticas4
de la CREAR, en las que se vinculaban temas de reflexión y problemáticas de la comunidad, eran: Socio-política familiar, Socio-política laboral, Socio-política habitacional y asistencial, Socio-política sindical, de Recreación y Comunicación, y de Integración Nacional y Latinoamericana.
Tosolini (2011) nos advierte de la amplitud del concepto de alfabetización que motoriza la campaña. Esta se evidencia en las técnicas lecto-escritoras, la reflexión y la autogestión educativa de la educación popular, que contribuyen “a la constitución del pueblo -caracterizado por ser oprimido, excluido económica, política e ideológicamente- en sujeto político” (p.110).
Lamentablemente, los prometedores postulados de la CRAER solo pudieron demostrar algunos incipientes resultados, registrados en la memoria colectiva de las comunidades y en los testimonios de sus participantes. La campaña quedó trunca a partir del cambio de gestión en 1974, cuando el ministro Jorge Alberto Taiana fue reemplazado por Oscar Ivanissevich, y por los giros hacia la derecha del gobierno de Perón. Posteriormente, durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón se determinó el final de la campaña con la intervención de la DINEA y la persecución de sus participantes, algunos de los cuales fueron secuestrados en la última dictadura cívico-militar.
Reflexiones finales
Lo recorrido hasta ahora en lo que respecta a la historia, metodología y características de la CREAR, nos abre camino para adentrarnos en una nueva conceptualización de la alfabetización. Para esto rescato los aportes del Doctor en Ciencias de la Educación Juan Jiménez del Castillo (2005), quien realiza una redefinición y recopilación de las transformaciones del concepto de analfabetismo, partiendo de las intenciones de la UNESCO por instalarlo, desde sus inicios, como una realidad que debe ser atendida de cara al desarrollo de las personas y las sociedades. Dicho autor, con el afán de romper una visión reduccionista del término alfabetización que lo define como el proceso de dotar a la persona de las capacidades de lecto-comprensión y producción escrita, propone el concepto de “analfabeto funcional”:
“…sería aquella persona que ante una información (o conocimiento en codificación alfabética) es incapaz de operativizarla en acciones consecuentes y, en este sentido, diremos que no posee la habilidad de procesar dicha información de una forma esperada por la sociedad a la que pertenece”. (Jiménez del Castillo, 2005, p.290).
Esta perspectiva amplía el concepto de analfabetismo en dos sentidos: en primer lugar, reconoce las competencias requeridas en la persona para accionar respecto de la información y el conocimiento habilitando la comprensión, el intercambio, la crítica e, incluso, la producción; y, en segundo lugar, ubica a la persona en relación con otros individuos en un contexto o entorno determinado.
Jiménez del Castillo (2005) permite advertir que la alfabetización funcional (funcional para el trabajo, para las necesidades básicas, para la cultura, para la transformación…) es necesaria porque afecta el “proyecto de vida social” de la persona (p.282). A su vez, el autor denuncia que, lejos de ser una responsabilidad de la persona analfabeta, es un “problema social y por lo tanto de naturaleza política” (p. 285); y, por su perspectiva freiriana, también moral.
A partir del análisis llevado a cabo sobre la CREAR y sus características estructurales y metodológicas, es posible sostener que la idea de analfabetismo latente en la campaña encuentra similitudes con la definición brindada por Jiménez del Castillo, en particular en la vinculación de la persona con su entorno social.
Esta idea de alfabetización funcional, que facilita comprender la visión que se sostuvo en una de las campañas más relevantes en la historia de la educación popular de adultos en Argentina, también puede ser aplicada a problemáticas actuales como, por ejemplo, el caso de la alfabetización de las nuevas tecnologías (NTICS). En efecto, en el campo de la educación en NTICS, existe una abundante bibliografía al respecto. Entre los muchos trabajos publicados, destaco los aportes de Jesús Martín Barbero y de Manuel Area Moreira.
El análisis realizado por Jesús Martín Barbero (2002) respecto de los jóvenes y las nuevas tecnologías de comunicación, señala cómo estas han ido produciendo un desordenamiento cultural inter-generacional, a la vez que afectan la construcción de identidades y los procesos de socialización.
Aunque sobreestima los usos que los jóvenes hacen de dichas tecnologías en términos de velocidad y conectividad, y pese a la ingenuidad con que plantea que por “osmosis con el medio-ambiente comunicativo” adquieren un conocimiento más actualizado, el autor manifiesta una necesidad de replantearnos como sociedades la educación sobre y con las nuevas tecnologías de manera crítica y creativa. Esta demanda que Barbero realiza a la institución escolar focaliza en la cuestión de formar “recursos humanos”, “ciudadanos” y “sujetos autónomos” frente a los medios masivos y sus intereses (Barbero, 2002).
La mirada de Barbero ayuda a identificar que son muchos adultos los que quedan fuera del acceso a las nuevas tecnologías, por el desordenamiento cultural que ocasionan, entre otros motivos, por su acelerado desarrollo. Y no son pocos los jóvenes que, por cuestiones económicas y materiales, tampoco acceden a las NTICS.
En este sentido, coincido con las advertencias que Manuel Area Moreira (2002) realiza en su trabajo sobre la alfabetización tecnológica. El autor señala los “efectos sociales perversos” de las nuevas tecnologías que pronuncian aún más la desigualdad social entre quienes tienen acceso material a ellas y quienes no; pero, a su vez, entre quienes tienen las competencias para acceder a la “cultura vehiculada” en ellas y quienes no (p. 57).
Junto con el autor, no desconocemos las ventajas y las potencialidades de las nuevas tecnologías en la era de la información. Lejos de cualquier discurso tecnofóbico, Area Moreira plantea el surgimiento del “analfabetismo tecnológico”, en el que incluye a los adultos que “no usan ni comprenden la tecnología y la cultura digital” (p. 58).
Para evitar quedarse en meras demandas, Area Moreira (2002) define tres ámbitos de acción para el desarrollo de políticas educativas en nuevas tecnologías. En primer lugar, el ámbito escolar, donde se pueden abordar los medios de comunicación. En segunda instancia, el ámbito ocupacional, a través de la capacitación de los trabajadores en el manejo de estas tecnologías. Y, por último, el ámbito comunitario local, a partir de la educación no formal. Es en este último ámbito donde las propuestas que realizo a continuación, encuentran lugar.
Desde el estado de la cuestión planteado, propongo recurrir a la educación popular representada en el ejemplo de la CREAR, en sus características y metodología, para bosquejar algunas breves líneas que orienten el necesario abordaje de una educación en nuevas tecnologías, que otorgue las competencias y habilidades correspondientes, y forme a las personas para desarrollarse dentro de sus comunidades, para poder avanzar sobre su proyecto de vida social. Advierto que estas son propuestas de carácter teórico que no han sido instrumentadas ni aplicadas, pero que abren la proyección en esta temática.
Son tres las características principales que la CREAR puede aportar como modelo educativo para el futuro abordaje de la educación en NTICS. Las tres están íntimamente relacionadas. La primera es la de desarrollarse en espacios significativos para la comunidad, posibilitando y reforzando la socialización y la apropiación de las iniciativas educativas. Esto no debe obviar el abordaje de los nuevos modos de construcción de identidades en el mundo virtual, en particular en el fenómeno de las redes sociales. La educación popular en NTICS debe posibilitar la visibilización y la valorización en el espacio virtual de lo propio de la cultura local, a la vez que habilite la problematización sobre cómo este mundo las afecta.
Es necesario que la educación popular en NTICS favorezca que el acceso a las nuevas tecnologías sea utilizado para dar respuestas concretas a las necesidades locales. Para ello la elección de coordinadores pertenecientes a la propia comunidad puede ser de gran utilidad, como así también la articulación con las instituciones presentes, entre ellas la escuela.
La segunda característica parte de los aportes de la educación popular, con la fuerte influencia de la pedagogía freiriana, en términos de dialoguicidad como acción educativa troncal en la praxis liberadora. Considero que esta es la manera más viable de formar sujetos con autonomía, que puedan desarrollar sus habilidades y competencias con otros. Además, la utilización de temas generadores posibilita la identificación de los intereses, los valores y las significaciones dentro de la comunidad.
Para orientar estos temas generadores, podemos valernos de las cuatro dimensiones formativas que presenta Area Moreira (2002) para el abordaje de las nuevas tecnologías:
- la dimensión instrumental, que se dirige al dominio técnico.
- la dimensión cognitiva, que dota de criterios para buscar, seleccionar, analizar y difundir información.
- la dimensión actitudinal, que desarrolla actitudes racionales frente a las tecnologías, ni tecnofílicas ni tecnofóbicas.
- la dimensión política, que genera conciencia de la no neutralidad ni asepsia de las tecnologías desde el punto de vista social y cultural.
Por último, la tercera característica que nos aporta la CREAR, y que se relaciona con la última dimensión nombrada por Area Moreira, es la democratización como metodología y como fin, que permite formar ciudadanos con conciencia democrática capaces de desenvolverse, analítica, crítica y participativamente, en los espacios virtuales y reales, advirtiendo las intencionalidades por parte de los medios masivos y valiéndose de las tecnologías y sus posibilidades para multiplicar las voces, las miradas, y construir, así, opciones culturales alternativas a las dominantes. Retomando los postulados de Freire (1973), sostenemos que las potencialidades de las NTICS, a partir de un uso crítico, posibilitan que:
“…las masas populares lleguen a insertarse críticamente en la realidad… cuanto más descubren, las masas populares, la realidad objetiva y desafiadora sobre la cual debe incidir su acción transformadora, tanto más se insertan en ella críticamente.” (p. 34).
Notas
[1] Este documento establece los lineamientos que dirigieron todo el accionar de la CREAR. Fue publicado por el Ministerio de Educación en 1973. Para la elaboración del presente artículo se utilizó la compilación de documentos y materiales realizada por el Ministerio de Educación de la Nación en 2008.
[2] Región I: NEA y Litoral Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Santa Fe. Región II: Centro y Cuyo Mendoza, Córdoba, San Juan, San Luis. Región III: NOA Salta, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán. Región IV: Patagonia y Comahue Río Negro, Chubut, Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Región V: Pampeana Capital Federal, Buenos Aires, La Pampa.
[3] Tomado del material de apoyo de la etapa de alfabetización de la CREAR.
[4] Tomado del material de apoyo de la etapa de alfabetización de la CREAR.
Referencias bibliográficas
Area Moreira, J. (2002). Igualdad de oportunidades y nuevas tecnologías. Un modelo educativo para la alfabetización tecnológica. En Educar, número 29.
Barbero, J. M. (2002). Jóvenes: comunicación e identidad. En Pensar Iberoamérica Revista de Cultura, número 0.
Freire, P. (1973). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI.
Jiménez del Castillo, J. (2005). Redefinición del analfabetismo: el analfabetismo funcional. En Revista de Educación, número 338.
Tosolini, M. (2011). La Campaña de Reactivación Educativa de Adultos para la Reconstrucción. Una propuesta de educación popular (Argentina 73/74). En Revista Interamericana de Educación de Adultos, año 33, número 2.
Sitios web consultados
Argentina. Plan Trienal de 1974 http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/bitstream/handle/123456789/91813/EL000116.pdf?sequence=1
Argentina. Ministerio de Cultura y Educación. Biblioteca Nacional del Maestro. Compilación de materiales utilizados en la campaña de alfabetización iniciada en el año 1973 (2008) http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL003067.pdf
¿Cómo citar este artículo?
Palavecino, H. (2016). La educación popular en la experiencia de la Campaña de Reactivación Educativa de Adultos para la Reconstrucción (CREAR). Sociales y Virtuales, 3(3). Recuperado de http://socialesyvirtuales.web.unq.edu.ar/articulos/la-educacion-popular-en-la-experiencia-de-la-campana-de-reactivacion-educativa-de-adultos-para-la-reconstruccion-crear/
Ilustración de esta página: Xul Solar, Alejandro (1948). Barreras Melódicas. © Copyright Fundación Pan Klub – Museo Xul Solar – http://www.xulsolar.org.ar/